04 diciembre 2009

La violencia, la guerra, y el destino

Cuando era niño, crecí en un lugar en donde los chicos se “hacían peleando”, tal vez no tanto como lo habrá sido en épocas anteriores o lugares violentos, pero era patrimonio de la “masculinidad” y muy deseable, que los chicos pelearan para demostrar su valía.
Todo lugar era apto para la pelea, la cancha de fútbol, la escuela, el terreno baldío de la cuadra, etc.
Y ganar las peleas era muy bueno para el que lo lograba. Tenía asegurado el respeto de todos los que presenciaran el litigio, y como la voz se proyectaría más allá, también el de los que escucharan el relato.
Si en la pelea alguien se lastimaba, mejor era, tanto para demostrar una derrota, como para demostrar valentía si se resultaba vencedor.
Por otro lado, en la televisión (en esa época no había mucha elección, ya que no había videocable) abundaban las series y películas de guerra, o bien de la época de la conquista del lejano oeste norteamericano. Todas bastante violentas con muchos golpes y muertes.
El tema es que en estos días, cambiando los canales de televisión, paso por uno en que estaban dando una película en donde se encontraba un señor de traje, tirado en el suelo, en medio de una transitada calle, y una mujer en cuclillas al lado de él. Seguí cambiando de canales, pero me quedó un pensamiento del cual surgió una meditación: con qué naturalidad vemos en la pantalla gente muerta, ¡no merece ni la menor atención!. Y siguiendo mis pensamientos, me di cuenta que si tal vez hubiéramos sido educados de otra forma, sin violencia, sin películas de guerra, la visión de alguien tirado en el piso, supuestamente herido o muerto, debería causar un mínimo de asombro, como para detenerse en el trajín del zapping y ver qué le pudo haber pasado a ese pobre hombre.
¿Será la educación la que nos provoca semejante frialdad?
Sin embargo me parece que cuando uno ve el noticiero y sabe que lo que ve es real, que pasa o pasó realmente, uno lo toma diferente. No cambiamos tan a la ligera de canal. No sé si les pasará a todos. A mí me pasa. No sé si habla de una actitud “poco seria” para las películas y de una conciencia más real para el noticiero, si fuera así me quedaría mas tranquilo ya que eso demostraría que no soy tan frívolo e inconmovible.
Pero aún así. No me parece bien que aceptemos la violencia como algo natural, que se ve todos los días, en la calle, en la televisión, en el cine, y en el teatro y en todo medio que pueda expresarla. Pienso que la violencia vende más audiencia que otras formas de expresión. Desconozco si es porque “es lo que hay”, porque no surgió otra cosa que “venda” más o porque hay algo en el ser humano que le gusta presenciar la destrucción.
Mi más meditada opinión es que hay algo que atrae en la destrucción y los actos violentos. No sabría explicar el porqué. Podría ser desde una sencilla tendencia como la de que nos gusta ver “movimiento” hasta una posible morbosidad innata, rodeada de maldad, que nos lleva a ser observadores y protagonistas de hechos violentos.
Tal vez dependa de la etapa de la vida. Cuando jóvenes, nos atrae todo lo relacionado con el movimiento, la acción, como los deportes, las peleas, lo que está más relacionado con lo corporal, probablemente porque es un potencial real que tenemos, con nuestros cuerpos jóvenes y vigorosos, preparados para la acción. Tal vez en esta etapa no solo nos guste observar, sino también vivenciar la acción, la violencia, los deportes extremos y todo lo que se le relaciona.
Cuando vamos creciendo, va disminuyendo nuestro potencial para actuar, y naturalmente deberíamos alejarnos de eso. Mas puede que no, porque la costumbre y el hábito puede más y tal vez el placer quede solo en el observar y no tanto en el actuar.
Veo que la gente más mayor, que ya perdió mucha capacidad de acción, tiende más a transformar en miedo lo que antes podría haber sido coraje o valentía.
Son posibles explicaciones, no se si se ha llegado a conclusiones certeras sobre el tema de la violencia.
¿Será que nos gusta más destruir que construir cosas? Parece que nos gusta más romper vidrios que colocarlos, cortar árboles, más que plantarlos, criticar más que agradecer....
Los actos violentos tienen mejor cabida en el humano que los actos pacíficos. Se podría explicar así porqué el mundo está en el estado que está, es lógico entonces lo que sucede y podríamos inferir los resultados.
¿Habrá sido así en toda la historia de la humanidad? ¿No hubo siempre “sacrificios” en todas las culturas? ¿Venimos a destruir? ¿Será nuestra función? ¿Estaremos en una etapa evolutiva hacia la sublimación de los instintos agresivos? ¿Estaremos cumpliendo con ese posible designio?.
Espero que el conocimiento invada algún día nuestras mentes y tengamos el saber de esta aparente tendencia, además de otras, que poseemos como humanos.


Lic. Alejandro Giosa

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